miércoles, 25 de mayo de 2016

LINFADENECTOMÍA ESTANDAR VERSUS LINFADENECTOMÍA EXTENDIDA EN EL CÁNCER DE PÁNCREAS

El cáncer de páncreas es el 7º más frecuente en Europa, es la 5ª causa relacionada con la muerte con unos 70.000 muertos al año en la Unión Europea. Según el estudio EUROCARE 4 la supervivencia media a 1 año va del 11% en Malta al 28,3% en Bélgica 1. La supervivencia a 5 años en pacientes resecados  es del 18,6% 2 ó del 10-20% 3 con una duración de entre 13 y 21 meses 4. Los tumores menores de 2 cms alcanzan un 50% de supervivencia a los 5 años 2. Según datos de del NCDB (National Cancer Database) en los Estados Unidos esta misma supervivencia a 5 años, según los estadíos va del 32,8% en el estadío I, 20,3% en el II, 15% en el III y 11,9% en el IV, siendo las cifras equivalentes de la Japan Pancreas Society de 56,7%, 41,8%, 18,5%, 9,8% en el IVa y tan solo 2% en el IVb 2.


La cirugía es la única oportunidad de cura y de supervivencia a largo plazo de este agresivo cáncer. Guías clínicas como la de la NCCN (National Comprehensive Cancer Network) 5 americana, la ESMO (European Society of Digestive Oncology) 1 o el Consenso Español 6 tiene bien establecidas y son de dominio público la bases para el tratamiento de este tumor.

Siguiendo la clasificación TNM de estadiaje del AJCC (American Joint Committe on Cancer) 7 se establecen tres grupos: los tumores resecables que viene a suponer entre el 15 y 20% de los tumores de la cabeza y <5 cola="" cuerpo="" de="" del="" los="" span="" tumores="" y="">los resecables bordeline, en el límite de la resección, un 7% aproximadamente y que se definen como tumores que engloban un segmento corto de la arteria hepática, sin que se extiendan al tronco celiaco o contacten con la SMA (arteria mesentérica superior) y afecten a menos de 180º de la circunferencia u ocluyan el tronco venoso mesentérico portal (SMV-PV), y finalmente los tumores irresecables que vienen a suponer el 70-75% de los casos. Estos criterios de resecabilidad están bien establecidos en la guideline de la NCCN 5,  siendo el grado de afectación o no de la SMA y de la SMV-PV las condiciones que marcan el estatus de resecabilidad. En los pacientes resecados y en manos expertas la mortalidad ronda el 5% y la morbilidad el 30-40% 6.


Las metástasis linfoganglionares se encuentran según los estudios publicados entre el 60 al 90% de los pacientes 8 y es precisamente la afectación ganglionar uno de los factores pronósticos más relevantes en el cáncer pancreático.


Es la clasificación de los ganglios regionales en el páncreas, publicada por la Japan Pancreas Society en el año 1986, la más utilizada, con 18 estaciones nodales precisas y cuyos correspondientes subgrupos definen hasta 34 nodos distintos 9. El patrón de difusión de las metástasis linfáticas no es del todo claro.

Según Fujii 8 en su publicación de 2013, el páncreas presenta conexiones anatómicas con varios órganos, incluyendo grandes vasos, y por eso está irrigado tanto por el tronco celiaco como por la SMA.


Investigadores japoneses piensan que existen 2 ó si se quiere 3 rutas del drenaje linfático de la cabeza pancreática. La ruta superior que drena la parte alta de la cabeza, grupos 13a y 17a hacia la arteria hepática, grupos 8a y 8p. La ruta media y la inferior, que drenan el resto de la cabeza del páncreas, grupos 17a, 13b y 17b drenarían hacia los vasos mesentéricos, 14v y 14a y estos pueden comunicarse con los grupos de la arteria hepática 8a y 8p y tronco celiaco 9 8,10.11. Las denominadas “skip metástasis” o afectación ganglionar a saltos supondrían el 8%.


Los grupos ganglionares más comúnmente afectados, con algunas diferencias entre diversas publicaciones, son los pancreaticoduodenales posteriores, 13a y 13b, los pancreático duodenales anteriores 17a y 17b, los de la SMA, 14a y 14b, hilio hepático, 12a, 12b y 12 c, arteria hepática 8a y los para-aórticos, grupo 16, 3,4,9,12.


El pobre pronóstico que el cáncer de páncreas presenta a pesar de los avances quirúrgicos de las últimas décadas y la  importancia en dicho pronóstico de la afectación ganglionar, ha hecho que la extensión de la linfadenectomía a la hora de la resección pancreática se tema de controversia desde que Fortner 13 publicara en 1973 su abordaje radical.


El tema de debate se hace especialmente intenso con la aparición de los estudios japoneses de Ishikawa 14 en 1988 y Manabe 15 en 1989 que, pese al pequeño tamaño de las dos series, encontraban una diferencia significativa de la supervivencia a 5 años, alcanzando con la linfadenectomía extendida cifras del 28% contra <10 0="" 33="" contra="" respectivamente.="" span="" y="">


Los múltiples estudios que se publican en los años siguientes, la mayoría con muchos defectos estadísticos en su confección y escaso número de pacientes, gozan además de confusión a la horas de diferenciar entre linfadenectomía estándar y extendida 16. Es por ello por lo que en 1998 se lleva a cabo un International Workshop en Italia que diferencia entre linfadenectomía estándar, radical y extendida 17.


Esta conferencia de consenso es poco aclaratoria y siguen viéndose publicaciones como la de Nimura en 2004 18 con lo que podríamos llamar una linfadenectomía estándar mínima, solo reconoce los ganglios 13a,17a, 13b y 17b, frente a otras como la linfadenectomía estándar alargada de Coppola 10 en 2010 que incluye los grupos pancreaticoduodenales anteriores y posteriores, 13a, 17a, 13b, 17b, los del hilio hepático, 12a, 12b, 12c, 12p, de la arteria hepática común 8a y 8p, del tronco celiaco, 9, del origen de la arteria esplénica 11p, de la vena mesentérica superior 14v y el margen dcho de la SMA 14a.


En mi opinión la linfadenectomía del Zurich Approach 3 en 2013 y la de la conferencia de consenso del IGSPS (International Study Group of Pancreatic Surgery) 19 en 2014  son las realmente denominadas linfadenectomías estándar donde incluyen los ganglios supra e infrapilóricos, 5 y 6, los anteriores de la arteria hepática común, 8a, los del hilio hepático, 12a, 12b, 12c y 12p, los pancreaticoduodenales posteriores, 13a y 13b, los localizados a la dcha de la SMA 14a y 14b y los pancreaticoduodenales posteriores, 17a y 17b.




El propio IGSPS define también el esquema de la linfadenectomía para aquellos casos de pancreatectomía izda, ganglios del eje celiaco, 9, hilio esplénico 10, próximal y distal de la arteria esplénica, 11p y 11d y del borde inferior del cuerpo y cola del páncreas, 18.


La linfadenectomía extendida incluiría además de los ganglios referidos en la estándar los ganglios posteriores de la arteria hepática común, 8p, los del eje celiaco, 9, los de la SMA distal a la primera rama yeyunal, 14d, la limpieza completa de todos los ganglios interaorto-cava, 16 6,16 y la del tejido linfático y conectivo adyacente al espécimen.


Antes de exponer las publicaciones que avalan mi defensa de la linfadenectomía estándar me gustaría hacer una breve referencia a los ganglios para-aórticos o inter aorto-cava, grupo 16, considerados para la Japan Pancreas Society y para la clasificación TNM como M1, y que no son extirpados en la mayoría de los centros Europeos 2,7. Estos ganglios se consideran una segunda fase de la difusión linfática en el cáncer pancreático, es decir, metástasis a distancia y su diagnóstico preoperatorio es un reto.


La afectación de los mismos, en el trabajo del grupo de la Universidad de Paris del Prof. Paye 4, es del 15,3%, y se ven afectados a través de la red linfática que rodea a las arterias pancreaticoduodenales posteriores, mesentérica superior y hepática común.


Para este y otros grupos 10, el muestreo de estos ganglios al inicio de la cirugía (maniobras de Kocher y Catell), es un procedimiento sencillo y seguro que no altera para nada el postoperatorio de los enfermos y es recomendada su realización antes de la linfadenectomía estándar.


Aunque para la guía de la NCCN 5 la afectación ganglionar es de por sí un marcador de enfermedad sistémica y la extirpación ganglionar no altera la supervivencia media, este trabajo francés demuestra que la afectación puntual de este grupo ganglionar, como puede verse en los gráficos, influye significativamente tanto en la supervivencia media como como en la supervivencia libre de enfermedad.


El debate se plantea ahora en qué hacer si tras el sampling de estos ganglios, el estudio por congelación demuestra que están afectados. Para la mayor parte de las publicaciones revisadas la decisión es seguir adelante con la duodenopancreatectomía aunque su consideración sería de intervención paliativa. La excepción serían los pacientes con alto riesgo quirúrgico, los de edad avanzada, los casos en los que se observe invasión de grandes vasos por el tumor o si el CA 19-9 está muy elevado 3,10,19. En estos casos abortar la resección parece lo más lógico. Sin embargo, el grupo de la Universidad de París, dado el mal pronóstico de estos pacientes, contraindica la duodenopancreatectomía 4.


Los estudios retrospectivos que se publicaron a continuación de los trabajos de Ishikawa y Manabe, entre los años 1988 y 2005, son muy heterogéneos, están lastrados de severos defectos metodológicos como muestras muy pequeñas, importantes diferencias en la mortalidad postoperatoria entre los dos tipos de linfadenectomía, diferentes estrategias quirúrgicas y mezcla de pacientes con enfermedad en estadio muy diferente. Entre ellos 3 hablan en favor de la linfadenectomía extendida, uno solo encuentra la diferencia en pacientes N1 y el resto no encuentra diferencia alguna en la supervivencia 2,5,9,11,21.






Los estudios prospectivos no randomizados llevados a cabo entre 1998 y 2003 muestran en cuatro de ellos mejor supervivencia con la linfadenectomía extendida pero también tienen severos defectos metodológicos, principalmente el considerar diferentes tipos de linfadenectomía estándar, la mayoría con muy pocos ganglios extirpados, encontrar grave morbilidad postoperatoria sobre todo en malnutrición por diarrea grave hasta en el 17% de los casos o la curiosidad de ver solo reflejada la mejor supervivencia en pacientes N0 y no en los N1 2,5,9,11,21.


En cuanto a los estudios prospectivos randomizados (RCT), años 1998 a 2014, provenientes de la Universidad de Padova 17, del Johns Hopkins Hospital de Baltimore 22, de la Mayo Clinic de Rochester 23 o multicentricos de Japon 24 y Corea 25, ninguno demostró superioridad de la extendida que con la estándar. Los defectos metodológicos fueron importantes también, principalmente la diferente consideración en los trabajos entre la extensión de la linfadenectomía y el empleo o no de terapias adyuvantes. El trabajo italiano, en un análisis posterior demostró una ligera ventaja de supervivencia con la extendida en enfermos N1.

De todos ello el estudio multicéntrico randomizado de la República de Korea hecho por Jang et al  25 en 2014, con 2 brazos de más de 80 pacientes cada uno, en el que participan 18 hospitales y 17 cirujanos expertos en cirugía pancreática con una randomización 1:1, es uno de los mejor diseñados y cómo podemos ver en las gráficas de supervivencia no demuestran diferencias ni en la supervivencia media, ni en la supervivencia media por intención de tratar ni en la supervivencia libre de enfermedad. Tampoco se demuestra cuando diferenciamos entre N0 y N1.



Son varios los meta-análisis que se han hecho desde el 2007 en que apareció el primero pero en todos ellos los estudios prospectivos randomizados que se viene a incluir son los mismos. El primero corresponde a Michalski et al. 21 de la Universidad de Heidelberg en 2007, el segundo a Iqbal et al 26 en 2009 del Royal London Hospital y el tercero a Dasari et al 11 del Queen Elizabeth Hospital de Birmingham en 2015. En todos ellos los diagramas de bosque (Forest Plot) muestran el diamante pisando el valor 1 lo cual indicada que no existe significación alguna en supervivencia entre la linfadenectomía estándar y la extendida, incluso en el último de ellos tampoco se alcanza significación cuando se atiende solo a los pacientes PLN (ganglios positivos). En todos los estudios analizados uno de los defectos  más importantes es pequeño volumen de pacientes incluidos en los estudios.



Pawlik et al 27 del Anderson Cancer Center de Houston en 2005, con un estudio cohortes retrospectivo demostró que para demostrar que la linfadenectomía extendida mejora la supervivencia de manera significativa sería necesario diseñar un estudio randomizado con más de 200000 pacientes por brazo y eso, lógicamente, es imposible.

La afectación ganglionar como venimos diciendo es unos de los factores predictivos de supervivencia más potentes en el adenocarcinoma de páncreas, sin embargo, a diferencia de la mayoría de los canceres gastrointestinales en los que es posible la distinción entre N1, N2, N3, el vigente sistema de estadificación del cáncer pancreático solo distingue No: no afectación de ganglios regionales y N1: ganglios regionales afectados. Estudios basados en el Surveillance, Epidemiology and End Results Registry (SEER) han investigado el número correcto de ganglios extirpados (ELN) para un correcto estadiaje N0, el valor pronóstico del número de ganglios afectados (PLN) y el de la relación entre PLN y ELN (LNR) 28.

En el RCT de Jang et al 25en la República de Korea en el año 2014, aunque el número total de ganglios extirpados fue significativamente inferior en el grupo estándar, 17,3 sobre 33,7, no hubo diferencias en el número de ganglios metastatizados, 2,2 y 2,6 respectivamente. La LNR fue significativamente más alta en el grupo estándar, 0,15 que en el grupo extendida, 0,09.

. La ESMO encuentra que una LNR ≥0,2 es un factor pronóstico negativo independiente (level of evidencie III, Recommendation B) 1. En este valor es donde se pondría el límite de corte para empezar a marcar un pronóstico negativo.

Sin embargo otros estudios como el llevado a cabo en las Universidades de Heildelberg y de Munich por Strobel et al 28 en 2015, con más de 2000 resecciones pancreáticas, y cuyo objetivo era evaluar el valor pronóstico de PLN y LNR aportan algunos datos contrarios a los anteriores.

Recomiendan que una linfadenectomía para un correcto estadiaje deje de contener al menos 15 ganglios durante la duodenopancreatectomía, al distinguir entre 0, 1, o más ganglios afectados, encuentran que no existe diferencia en la supervivencia entre PLN 0 y PLN 1 y si en cambio con PLN 2-7 y PLN ≥8. Al tener en cuenta la LNR, el valor de corte de 0,2 permite encontrar diferencias significativas de pronóstico pero su valor es inferior al valor de PLN cuando se extirpan gran número de ganglios.


Esta circunstancia viene confirmada también por el estudio retrospectivo de Maello et al 12, de la Universidad de Verona, publicado también en 2015. Este estudio con 255 duodenopancreatectomía válidas, demuestra que así como aumenta el número de ELN, disminuye el valor de LNR y por tanto su significación pronóstica y, por el contrario, aumenta el valor de PLN que adquiere una curva binaria.

Curiosamente la estación ganglionar 14a-b se muestra también como un factor independiente de supervivencia.

En nuestra casuística, con datos provisionales sacados de una tesis doctoral en marcha, el valor promedio de ELN es de 13,97, algo inferior a los 15 recomendados, PLN  es de 3,34, que supone un LNR de 0,23, en el límite del pronóstico negativo.

Si con lo expuesto hasta ahora nos debemos decantar la linfadenectomía estándar la idónea, esta convicción se refuerza cuando analizamos además la morbimortalidad añadida que una linfadenectomía extendida parece proporcionar. El estudio realizado en la República de Korea 25  muestra que la morbilidad es ligeramente superior con la linfadenectomía extendida, 43% versus 32,5% aunque sin alcanzar diferencias significativas. Los meta-análisis realizados tanto por Dasari et al 11 como por Michalski et al 21 muestran conclusiones similares e incluso llegan a demostrar significación estadística cuando se considera la morbilidad global aunque luego el estudio multivariante de cada complicación no alcanza significación.


Algunos de los autores revisados destacan como trascendente el empeoramiento de la calidad de vida que supone el porcentaje de casos con diarrea intratable que repercute en una malabsorción y la correspondiente desnutrición 2,3. Esta diarrea estaría relacionada con la limpieza circunferencial de los plexos nerviosos y sus fibras parasimpáticas, en torno a la SMA y el eje celiaco, con la consiguiente repercusión en la motilidad intestinal 2,10,25.

En conclusión, basándonos en la evidencia recogida, los artículos revisados y los meta-análisis muestran que la linfadenectomía estándar debe ser de elección en la duodenopancreatectomía dado que la extendida no aporta beneficios oncológicos y conlleva peor calidad de vida por el incremento de la morbilidad.
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